Por qué el bienestar es una habilidad

Foto cortesía de iStock

Los investigadores, incluidos los de nuestro Center (Centro), continúan develando los factores científicos que dan forma al bienestar. En lugar de proponer una definición científica y estática del bienestar, estamos constantemente descubriendo pistas y evidencias sobre cómo el bienestar se manifiesta en la mente y el cuerpo. El bienestar no es una "cosa" estática, sino un conjunto de habilidades que se pueden aprender y cultivar con el tiempo, al igual que el proceso de aprender a tocar un instrumento musical o andar en bicicleta.

Nuestro Center (Centro), incluido el Fundador Richard Davidson y la Científica Brianna Schuyler, sugieren cuatro componentes del bienestar respaldados por la neurociencia en el Informe Mundial de la Felicidad de 2015. La evidencia sugiere que el entrenamiento mental en estas áreas puede marcar la diferencia cuando se trata de mejorar el bienestar e incluso reconectar áreas del cerebro.

Perspectiva positiva

Ya sea saborear el último bocado de un postre, experimentar el regocijo de vivir una actividad con amigos o familiares o ver semillas de bondad y compasión en cada persona, está demostrado que prolongar la emoción positiva y tener una actitud optimista mejoran el bienestar psicológico. En estudios que examinaron la respuesta del cerebro a imágenes positivas (por ejemplo, una madre abrazando a su bebé), encontramos que las personas con niveles más sostenidos de actividad en el cuerpo estriado ventral, un área vinculada a la emoción positiva y la recompensa, reportan niveles más altos de bienestar psicológico y muestran niveles más bajos de cortisol (una hormona del estrés que es positiva con moderación, pero problemática en exceso). En otro estudio, descubrimos que el estrés matrimonial prolongado estaba relacionado con una disminución en la capacidad para mantener una emoción positiva, lo que creemos que puede crear una mayor predisposición a desarrollar depresión.

Recuperación de la emoción negativa

En esta área la ciencia sugiere que la resiliencia, o la rapidez con la que una persona se recupera de las experiencias adversas, puede influir en que una persona experimente menos emociones negativas en general e incluso puede tener propiedades protectoras contra los trastornos de salud mental.

Sin embargo, en el caso de personas que sufren depresión y que "no pueden deshacerse de los sentimientos" desencadenados por una experiencia negativa, las áreas del cerebro relacionadas con las emociones fuertes, como la amígdala, permanecen activas más tiempo después de que el evento negativo ha finalizado. Lo mismo se ha encontrado en individuos con niveles más altos de neuroticismo.

Cuando se trata de desarrollar habilidades en esta área, hemos encontrado que las personas que tienen un mayor propósito autoinformado en la vida (de acuerdo con un cuestionario) muestran una mayor resiliencia y un mayor bienestar. Si encontramos alguna manera de cultivar un propósito, también podremos promover el bienestar. También existe evidencia prometedora que sugiere que ciertos tipos de entrenamiento mental podrían ayudar a cultivar la habilidad de la resiliencia y facilitar una recuperación más rápida ante eventos adversos.

Atención plena y divagación mental

Como lo evidencia la oleada de interés en temas de atención plena por parte de los medios, una amplia cantidad de prácticas basadas en la atención plena se han vuelto un tema dominante en la actualidad. Los datos muestran que cuando las personas están realmente concentradas en lo que están haciendo y no divagan mentalmente, se sienten mejor consigo mismas. Los estudios demuestran que la atención plena (estar en el momento presente) puede disminuir nuestra tendencia a querer y desear cosas que no tenemos. La popularidad de la meditación de atención plena ha generado como resultado una variedad de recursos para cultivar y practicar esta habilidad de manera independiente a través de programas de atención médica, aplicaciones en línea y comunidades de meditación locales.

Preocupación por los demás

Las cualidades prosociales como la empatía, la compasión y la gratitud constituyen otro componente del bienestar. Existe evidencia sustancial que sugiere que participar en actos de generosidad es una estrategia eficaz para aumentar el bienestar. Lo llamamos un doble golpe positivo porque la acción generosa con los demás beneficia de manera simultánea a otras personas y a usted mismo. Los estudios, incluido uno de nuestro laboratorio, muestran que el entrenamiento de la compasión, donde uno genera deseos positivos para otra persona, sienta las bases de la capacidad para sentir empatía hacia los demás y conduce a un comportamiento prosocial orientado a disminuir el sufrimiento de otras personas.

 

Estos mismos planteamientos fueron presentados en The World Post en abril de 2015.

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